En la producción industrial de aceite de sésamo, especialmente en mercados como América Latina, Europa o el Medio Oriente, la eficiencia del proceso de extracción y refinado determina no solo la rentabilidad, sino también la reputación de marca. Equipos como el extractor de solvente, el desolventizador y el sistema de evaporación son el corazón del proceso. Conocer su funcionamiento técnico y ajustar parámetros clave puede aumentar hasta un 8% la recuperación de aceite sin comprometer la pureza.
El proceso de refinado de aceite de sésamo moderno sigue una secuencia estandarizada llamada "seis etapas": desengrasado, deshidratación, decoloración, desodorización, desacidificación y eliminación de impurezas. Cada etapa depende directamente de la precisión del equipo anterior:
| Etapa | Parámetro crítico | Rango óptimo (ejemplo) |
|---|---|---|
| Extracción | Temperatura del solvente | 55–65°C |
| Desolventización | Presión de vacío | -0.09 MPa a -0.1 MPa |
| Desodorización | Tiempo de tratamiento | 25–40 min a 240°C |
Un error común es ignorar el impacto acumulativo de pequeñas variaciones. Por ejemplo, si el desolventizador opera a una temperatura por encima de 110°C durante más de 30 minutos, el contenido de compuestos volátiles puede aumentar hasta un 15%, afectando el aroma y la vida útil del producto final.
En países como México, Colombia o Emiratos Árabes Unidos, las regulaciones ambientales exigen que el solvente (usualmente hexano) sea recuperado con eficiencia superior al 99%. Esto se logra mediante sistemas de condensación múltiple y control automático de flujo. Empresas líderes han reducido costos operativos hasta un 22% gracias a estas mejoras técnicas.
Pregunta frecuente: ¿Cuál es el mayor riesgo si no optimizo el tiempo de desolventización?
Si el tiempo es demasiado corto, el residuo de solvente puede superar los 5 ppm (límite legal en muchos mercados). Si es muy largo, se genera calor excesivo que deteriora los ácidos grasos insaturados.
No se trata solo de seguir instrucciones. Es sobre entender cómo cada variable interactúa con la otra —temperatura, presión, tiempo— para crear un equilibrio perfecto entre rendimiento, calidad y sostenibilidad.
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