En la producción industrial de aceite de girasol, especialmente en plantas de gran escala, optimizar el consumo energético no es solo una cuestión técnica, sino un factor clave para la competitividad global. Según datos del Informe Anual de Eficiencia Energética en la Industria Alimentaria (2023), las empresas que implementan procesos de extracción por solvente bien gestionados logran reducir su consumo específico de energía entre un 18% y un 27% comparado con métodos tradicionales como la prensa mecánica.
El método de extracción con hexano aprovecha la solubilidad selectiva del aceite en el solvente, permitiendo extraer hasta el 98% del contenido graso de semillas como el girasol con menos calor y presión que los sistemas mecánicos. Esto reduce directamente el uso de vapor y electricidad en etapas como la desgerminación y la desolventización.
| Proceso | Consumo energético promedio (kWh/kg aceite) | Reducción (%) vs. prensa mecánica |
|---|---|---|
| Prensa mecánica convencional | 3.2 | — |
| Extracción por solvente (industrial) | 2.1 | 34% |
Una planta en Argentina que modernizó su línea de extracción en 2022 reportó una disminución de 22% en costos operativos anuales tras integrar equipos con control automático de temperatura y recirculación de solvente. La clave fue no solo la tecnología, sino la calibración precisa de parámetros como la relación sólido-líquido (1:3.5) y el tiempo de contacto (45 minutos).
“Hemos visto cómo la eficiencia energética se traduce en rentabilidad real. Nuestros clientes en México y Perú están buscando proveedores que no solo ofrezcan maquinaria, sino soluciones sostenibles.” — María López, Gerente de Operaciones, Grupo Oleaginoso Andino
La selección del equipo es crítica. Las máquinas modernas como la serie Sunflower Extractor Line incluyen sensores de humedad en tiempo real, sistema de recuperación de solvente con eficiencia >99%, y automatización del ciclo de desolventización. Estas mejoras no solo reducen el riesgo operativo, sino que también cumplen con normativas ambientales cada vez más estrictas en Europa y América Latina.
Además, la formación del personal juega un papel decisivo. Una auditoría realizada por la Universidad Nacional de Rosario encontró que plantas donde los operarios recibieron capacitación técnica especializada lograron mantener la eficiencia energética durante más del 90% del tiempo operativo, frente al 65% en instalaciones sin seguimiento continuo.