En la industria alimentaria global, especialmente en la producción de aceites vegetales, el método de extracción con disolvente ha demostrado ser una solución técnica y económica para maximizar el rendimiento de aceite. Según estudios del Instituto Internacional de Aceites Vegetales (IOI), las plantas que utilizan hexano como solvente pueden aumentar su eficiencia de extracción hasta un 12-15% más que los métodos tradicionales como la prensa en frío.
El hexano es un compuesto orgánico volátil con una alta selectividad por los lípidos. Su punto de ebullición (69°C) permite una fácil recuperación durante el proceso de desolventización, lo cual reduce costos operativos. En comparación con otros solventes como el etanol o el acetona, el hexano ofrece un equilibrio óptimo entre eficacia, seguridad y costo. Una planta de procesamiento en Argentina reportó una mejora del 14% en el rendimiento de aceite después de optimizar la relación sólido-líquido y ajustar la temperatura de extracción a 45–50°C.
Los sistemas modernos de extracción, como los tipos planos rotativos o de cinta transportadora, están diseñados para minimizar la resistencia al flujo y mejorar la uniformidad del contacto entre el material y el solvente. La optimización de parámetros como la velocidad de rotación (entre 1.5 y 3 RPM) y la humedad del material (idealmente entre 5–7%) puede incrementar el rendimiento del 92% al 96%. Esto no solo aumenta la productividad, sino que también reduce el consumo energético en hasta un 25%.
La calidad del grano —su contenido de aceite, tamaño de partícula y nivel de humedad— tiene un impacto directo en la eficiencia. Por ejemplo, semillas con menos del 35% de contenido de aceite requieren ajustes específicos en la presión y tiempo de contacto. Un estudio realizado en México mostró que una variación de solo ±2% en el tamaño de las semillas afecta el rendimiento en hasta un 6%. ¿Estás seguro de que tu línea está calibrada correctamente?
Una empresa líder en Brasil implementó mejoras en su sistema de desolventización y logró reducir el consumo de energía en un 30%, además de disminuir la mano de obra en un 40% gracias a la automatización del proceso. Estos resultados se deben a la integración de sensores inteligentes y controladores PID en cada etapa crítica del proceso.
La seguridad y el cumplimiento ambiental no son opcionales: el manejo adecuado del hexano —incluyendo captura de vapores y reciclaje del solvente— es fundamental. Las regulaciones de la EPA y la UE exigen sistemas cerrados y monitoreo constante de emisiones. Las plantas que adoptan estas prácticas no solo cumplen con la normativa, sino que también ganan credibilidad ante compradores internacionales exigentes.
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